Bitâcora de textos y notas varias

samedi 9 février 2013

Feria Internacional de Arte Contemporáneo –FIAC 2012. Grand Palais, París.

fiacportada 



Hace poco más de un mes se abrieron las puertas de la 39ª FIAC en el Grand Palais, feria de arte que en los últimos años se ha vuelto a nivel mundial uno de los puntos de encuentro de grandes obras e importantes transacciones, quizá el 2° más importante después de la Art Basel de Suiza. La feria estuvo marcada por la apropiación de todos los espacios del hermoso edificio con el techo de cristal más grande de Europa, y que incluyó en particular el Salon de Honor, el cual permaneció cerrado desde 1993, así como los balcones desde los que se podía ver el conjunto de stands y el movimiento de los 70,000 visitantes que irrigaron los corredores durante cuatro días. 



A pesar de la simpatía actual de la que beneficia por la crítica (y sobre todo los galeristas y compradores), la Feria atravesó un período de purgatorio que la alejó del centro de la ciudad durante varios años. Sólo hasta el 2006 regresa al Grand Palais por iniciativa de su director, Martin Bethenod, con el fin de posicionarse en un marco de mayor abolengo que los enormes e impersonales naves del mayor centro de exposiciones de París (la Porte de Versailles), marco mucho más propicio y funcional para encuentros masivos que para presentar obras de arte. En los años de reposicionamiento, la FIAC se apropia de la Cour Carré del Louvre, situada al final del jardín de las Tuileries, prolongación natural de los Champs-Elysées en donde está asentado el edificio construido para la Exposición Universal de 1900. También, con la doble intención de mostrar obras de gran formato y de que la gente pueda observar arte contemporáneo en espacios abiertos, la dirección consiguió primero que se instalaran esculturas en el Jardín de las Tuileries (http://2doc.net/TLRS), y luego en otros espacios de la ciudad, como el Jardin des Plantes (en donde Cortázar sitúa el famoso cuento “Axolotl”: http://2doc.net/JDP), la Place Vendôme (http://2doc.net/vendome) o Les Invalides (http://2doc.net/StoneH), en donde pusieron este año un Stonehenge inflable…

Las galerías, al interior de la nave, no siguen un orden particular. Por supuesto, las más antiguas o las más importantes tienen los mejores sitios (cerca de la entrada, o cerca de las escaleras). En general, en esta última parte, suelen agruparse galerías de altísimo calibre, en donde se exhiben obras de varios cientos, si no es que de millones de euros, casi todas modernas (aunque pueden encontrarse algunas obras contemporáneas). Esta sección es particularmente atractiva porque abundan Mirós, Dalís, Picabias, Calders, Picassos, Tanguelys, Legers, Arps…


 




Esto no quiere decir que no se puedan encontrar obras de Miró, por ejemplo, en su galería de cabecera, Lelong.
El precio de la entrada es de 35€, lo cual puede resultar excesivo sólo para ver las obras ahí reunidas. Sin embargo, hay que considerar que, en principio, la feria es un gran mercado selecto, y los que pretenden comprar una obra de por lo menos unos cientos de euros, o unos cuantos miles, puede pagarse perfectamente la entrada. Como simple espectador, hay que decirse que muchas de estas pinturas, esculturas, dibujos o fotografías (entre otras técnicas) de gran calidad, terminarán casi todas en manos privadas y que no sólo será difícil verlas juntas de nuevo, sino simplemente verlas en vivo y technicolor… Con razón se puede preguntar por qué no esas obras no están en los museos, o en colecciones de particulares. La primera es tal vez sencilla de contestar: los museos tienen un presupuesto reducido, y deben ajustar sus finanzas a los recursos que poseen para adquirir nuevas obras. La de los coleccionistas depende en mayor medida de muchas variables: hay gente que compra obras para crear una colección (Yves Saint-Laurent y Pierre Bergé, por ejemplo), y otros para aumentar un capital al cabo de ciertos años después de vender una obra adquirida a un precio menor al que se puede comprar hoy día. Desde cualquier perspectiva, ver tanta obra de primer nivel es algo difícil de dejar pasar.
La otra perspectiva interesante de la FIAC es observar qué derroteros toma el arte contemporáneo. En este campo, no hay límites, y así como se pueden encontrar obras trabajadas manualmente por los artistas (esculturas, dibujos, óleos, instalaciones), hay otras que dependen cada vez más de la tecnología digital, como son la foto, los videos y proyecciones. La riqueza de técnicas representa bien el número de artistas presentados (unos 2500…), de ahí que las obras seleccionadas por los galeristas deba ser de gran calidad para interesar a los futuros compradores. Como en los museos, es posible ver en distintos stands obras de artistas más antiguos (y conocidos), como Anish Kapoor (http://2doc.net/kapoor), Joel-Peter Witkin (http://2doc.net/witkin), o incluso el ultracriticado Demian Hirst. Hay algunos galeristas que apuestan por realizar oneman shows, y que permiten al espectador tener una visión global de la creación (o al menos de un período) de tal o cual artista. Por ejemplo, el escultur griego Takis (http://2doc.net/takis), representado por la galería Xippas (la cual, según recuerdo, tuvo una extensión en México que no prosperó).
La selección de las galerías, las cuales deben enviar su propuesta de exhibición y de artistas incluidos, es realizada por el comité de la FIAC, con el fin de ofrecer una amplia paleta de artistas, vacas sagradas, consagrados, y los por consagrar. En este rubro, un crítico pondrá por los cielos cosas que, con toda franqueza, me resultan una imperdonable tomadura de pelo, en primer lugar a los galeristas, en segundo a los compradores, en tercero a la gente que, por las colecciones privadas y de museos, eleva a rango de “obra de arte” eso que no debería haber rebasado jamás el estado de la idea. Por ejemplo, un infame tapete rojo sin desenrollar, imagen sardónica del glamour y el jetset reducidos a nada si no tienen el entorno propicio para lucir, o las innumerables creaciones en las que se involucran tubos de neón con frases obvios, o supuestamente irónicas… La influencia de Duchamp (y de un Warhol también), la más negativa, se hace sentir en varios stands que no dudan en intentar verle la cara al comprador – y sí, se puede alegar que el arte se esconde también en esas minucias, pero yo suelo llamarlo sin tapujos: “cómo pagar para ser nombrado un estúpido cultivado”.
En cambio, qué gusto ver la obra de artistas que exploran realmente una actualidad temática, o visual, mediante un verdadero trabajo matérico y conceptual. El estadounidense Raymond Pettibon (http://www.raypettibon.com/main.html) me procuró una de los mejores descubrimientos de la feria. Hacía tiempo que no veía un autor vivo que usara tanta fuerza de las pinceladas, que se complaciera en la banalidad de los temas, ni que usara los colores con tal eficacia.
 

El otro gran descubrimiento fue el del también estadounidense David Michalek (http://2doc.net/michalek), con algunos videos de su serie Figure Studies.
Se suele criticar en fechas recientes la inutilidad del hiperrealismo, la obsesión de la mirada humana por el detalle que revele pliegues de nuestro comportamiento en general escondidos y relegados a segundo plano por nuestra mirada atenta a otro tipo de detalles más evidentes. En estos videos, la fascinación de la imagen casi extática es perturbada por la sutil transformación de los movimientos. Movimientos banales: una cubetada de agua sobre la cabeza, una contorsionista doblando las piernas hacia atrás, dos hombres participando en una lucha grecorromana… Sí, los gestos son banales, pero no la filmación de Michalek que absorbe la atención del espectador y lo orilla a interrogarse sobre el cuerpo, sobre nuestros límites de percepción de lo cotidiano, de nuestra fascinación por la mecánica que nos permite movernos y expresarnos en el mundo.

Por último, mencionaré del lado mexicano la presencia de la Galería Kurimanzutto (http://www.kurimanzutto.com) y sobre todo el stand de la editorial RM (http://2doc.net/RM), con una selección de libros bastante tentadora, con algunas ediciones de Martin Parr y del genial Dr. Lakra. Lo que era menos tentador eran los precios, adaptados a los vuelos europeos de una misa cultural del tamaño de la FIAC. Por eso, un consejo: aproveche un compre los libros de edición limitada de RM, por gusto personal o por interés capitalista. Estos libros, bien cuidados, aumentarán de valor
Y para muestra de la muestra, unos botones que a puro gusto personal, me atrajeron por el estilo, la ironía, la forma, el formato, la técnica, los precios…
 


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